Otra fórmula alternativa de sucesión: fusionarse con otro despacho profesional
Una opción que también puede contemplarse como solución a un problema de relevo generacional es la fusión con otro despacho.
No es fácil, pues normalmente tiene un porcentaje de fracasos muy superior a la fórmula más habitual y conocida como es la venta de un despacho a un comprador externo, no obstante, continúa siendo una fórmula interesante y muy utilizada sobre todo en Firmas de abogados, y no tanto en Asesorías.
Una fusión implica que dos despachos en igualdad de condiciones o complementarios (los puntos fuertes de cada uno no coinciden, pero si se complementan) se unen para formar uno nuevo, en el que nadie se impone, sino que se produce una reorganización
En estos momentos de incertidumbre debida principalmente a un entorno económico complicado y a un futuro incierto, la clave de la supervivencia de muchos despachos habrá que buscarla en algún tipo de integración que ayude a generar sinergias, optimizar costes y compensar limitaciones de cada despacho.
Y es que cada vez más se está demostrando que alcanzar un determinado tamaño cada vez es y será más necesario para competir.
Aspectos claves que hay que tener en cuenta si optamos por una fusión…
Recabar la máxima información del posible aliado o asociado, para valorar si sus principios, cultura corporativa y forma de trabajar se ajustan a lo esperado y a las propias necesidades.
Evolución y capacidad de crecimiento
Su situación económica y financiera
Capacidad tecnológica.
Sus recursos humanos.
Posición en el mercado.
Conocimientos y áreas de especialidad
Su complementariedad. ¿Nos ayuda a mejorar?
Las motivaciones que llevan a uno y otro despacho a aliarse.
Marcar los objetivos que se quieran alcanzar de forma muy clara.
Diseñar un plan estratégico para aplicar una vez que se haya materializado la operación.
La tipología de cliente, ¿es similar a la nuestra?
Intentar conocer la opinión de los clientes, así como la de los profesionales más relevantes
Establecer un periodo de prueba de convivencia y conocimiento. Redactar unos nuevos estatutos. Formalizar por escrito el acuerdo al que se llega, tenga la naturaleza que tenga.
Los estatutos del nuevo despacho después de la fusión deberán incluir entre otros los siguientes puntos:
Las respectivas obligaciones que se asumirán.
Nombramiento de un mediador o coordinador que pueda hacer frente a los posibles conflictos.
La etapa del proceso de transición hasta la fusión y el plazo previsto para alcanzar los objetivos.
Reparto de los posibles beneficios y dotaciones a reservas para prever la salida y/o jubilación de los socios y otras contingencias.
Control y la revisión continúa de la fusión.
Normas de funcionamiento básicas.
Jubilación de los socios y sus compensaciones
La salida de los socios
Requisitos para acceder a ser socio
Los pros y contras de las fusiones
El éxito de una fusión reside en que exista un equilibrio entre los despachos o profesionales implicados, de modo que ambas partes den y reciban. Por ello, es aconsejable detectar desde el principio los puntos fuertes y débiles de cada uno, así como lo que inevitablemente se acabará ganando y perdiendo. De todos modos, el resultado siempre debe ser positivo para ambos. Los beneficios, en general, pueden ser:
Profesionalizar la dirección y gestión
Ampliar el mercado
Incrementar el volumen de negocio
Lograr un mejor posicionamiento y alcance geográfico
Abarcar y cubrir más especialidades
Alcanzar un tamaño mayor
Generar sinergias y tener más fuerza para poder competir
A menudo la creación de una estructura superior no es sencilla.
Desde el principio, se trata de sentar las bases por la que deberán regirse y de dejar claros los intereses y las expectativas en juego. No hay que olvidar que estamos hablando de despachos que eran independientes, con culturas, filosofías y visiones de negocio propias, que a partir de la fusión actuaran juntos.
En estos casos, es conveniente que haya unas normas básicas comunes a todos.
Por ejemplo, relativas a la toma de decisiones, a la calidad del servicio, la atención al cliente o la formación de los profesionales.
Es clave nombrar un director general o gerente y el habituarse a funcionar bajo unos consejos de administración o dirección.
A pesar de que no siempre las fusiones que se han materializado han tenido el éxito que se esperaba, normalmente los fallos no se han debido tanto a los aspectos estratégicos de la operación como a la implantación de la misma.
Es decir, a la gestión que se realiza una vez que se cierra el acuerdo de fusión, que puede provocar la pérdida de profesionales, de clientes, o la falta de comunicación.
Todos hemos oído hablar de los problemas humanos que se desencadenan en estas operaciones.
En resumen, para que una fusión sea interesante, las sinergias que se obtengan han de hacer que la suma de los dos despachos fusionados de un resultado de 1+ 1= 3.
Antes de realizar la operación, hay que ver si habrá sinergias y mejoras, pues si no es así, la operación no vale la pena.
De lo que se debe huir es de las fusiones “de crisis”, con la que se pretende sanear uno o dos despachos que están en crisis, sin tener planificado el día después de la fusión con un plan de viabilidad claramente definido y operativo
Una reflexión final
Una de las prácticas que hemos observado que han ayudado al éxito de las fusiones entre despachos pequeños y medianos ha sido el nombrar un gerente o un director general, con dedicación exclusiva para que lleve la gerencia y la organización del despacho el día después de la fusión, Este hecho ha sido clave para consolidar el proyecto.
De este modo, por primera vez se empieza a crear una nueva cultura y estructura directiva independiente y autónoma de los socios fundadores